La resistencia al glifosato por parte de las malas hierbas es cada vez más frecuente en el olivar, particularmente frente a una mala hierba común como es el ballico (Lolium rigidum) en olivares de distintas comarcas de Jaén, Granada y Córdoba. A ello se suma que algunos agricultores confunden el bromo con el ballico. Todo esto implica un incremento de los costes para el agricultor, ya sea porque tenga que repetir los tratamientos con otras materias activas, en algunos casos más caras, o bien mediante mano de obra para desbrozar la mala hierba” afirma Tomás Fernández Coronado, vocal del Consejo Rector de la Cooperativa Nuestra Señora del Pilar en Villacarrillo, en la provincia de Jaén.
La Universidad de Sevilla ha llevado a cabo recientemente un experimento para confirmar o descartar la existencia de resistencia genética al herbicida glifosato en determinadas poblaciones de Lolium rigidum que presentaban importantes dificultades de control en olivares de Jaén (Bailén, Martos, Arroyo Ojanco, Alcalá la Real, Rus, Villacarrillo, Villanueva de la Reina, Villanueva del Arzobispo) y Granada (Moclin). Adicionalmente se estudió la eficacia de dos sustancias activas con distinto modo de acción (Propaquizafop y Quizalofop) como herramienta de manejo de la resistencia. El responsable del estudio, el profesor José María Urbano, nos muestra la evidencia de los resultados obtenidos: “Las poblaciones estudiadas de las provincias de Jaén y Granada demostraron ser resistentes a Glifosato, incluso más que el testigo de referencia resistente. Por otro lado, los resultados de eficacia demuestran que el Propaquizafop y el Quizalofop mantienen su eficacia sobre las poblaciones estudiadas”.
¿Que es el ballico exactamente?
“Lollium rigidum es una gramínea anual. Es una mala hierba muy importante en cereales de inverno, básicamente en el norte de España. En cultivos arbóreos también es importante, afectando básicamente al cultivo del olivar en Andalucía”. Andreu Taberner, profesor de la Universidad de Lérida y Coordinador del Comité para la Prevención de Resistencias a herbicidas de la Sociedad Española de Malherbología (SEMh) afirma que es una planta que se reconoce bien por su color verde brillante con la base rojiza.
El ballico es, en particular, un competidor del olivo en lo que se refiere a las reservas hídricas. “Al ser zonas de cultivo en secano, el ballico puede llegar a formar una cubierta muy densa de hierba que consume gran cantidad de recursos hídricos que el olivo necesita precisamente en el periodo que va entre la floración y el inicio del desarrollo de la aceituna. Todo lo que implique una presencia de plantas que compitan por la humedad del suelo, sobre todo teniendo en cuenta que en muchas de las zonas afectadas apenas llueve entre abril y octubre, significa una merma en el potencial de producción”.
A ello hay que añadir, en particular, que el ballico es la mala hierba con mayor potencial de adaptación al control químico, por lo que si el agricultor aplica de forma continuada un mismo herbicida (o herbicidas del mismo modo de acción) lo más probable es que esté al mismo tiempo seleccionando biotipos resistentes, lo cual complica el problema. “La aparición del glifosato y, sobre todo, la siembra de cultivos resistentes al glifosato, hizo pensar que los problemas de las malas hierbas en los cultivos se habían terminado. Los que defendieron este argumento infravaloraron la capacidad de adaptación de las malas hierbas. El tiempo ha demostrado que no existen soluciones fáciles para problemas complejos como es este de las malas hierbas. Después de más de medio siglo de uso de control químico con sustancias activas eficaces, los problemas de malas hierbas son ahora iguales o mayores. Y el glifosato no ha sido una excepción”, explica de manera precisa José María Urbano desde su despacho de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla.
Visto en: http://www.diariodesevilla.es/agr_andalucia