Los agricultores andaluces pueden temer las conclusiones de la nueva Pac, a la vista de como han ido, van y parece que terminaran las negociaciones, que se pueden cerrar esta semana o la próxima.
Los agricultores andaluces son una vez más, los que más se la juegan, los que más pueden perder con 2.000 millones anuales en ayudas comunitarias. Aunque se mantenga el presupuesto anual, el dinero que llegará ya no será el mismo. Primero porque habrá que repartirlo entre más perceptores y hectáreas agrícolas y, segundo, porque el establecimiento de una tasa plana o reparto lineal desincentiva a los agricultores profesionales y supondrá grandes pérdidas para los agricultores, sobre todo los del olivar de sierra.
El propio consejero andaluz de Agricultura, Luis Planas, ha destacado la necesidad de un reparto de ayudas directas limitado a la superficie verdaderamente agraria, que reconozca la especificidad de nuestra agricultura, las diferencias de potencial productivo, de empleo y nuestra apuesta por las producciones sostenibles.
De momento, lo importante será conocer cuál será la línea de corte de Bruselas del número de hectáreas que tendrán asignadas derechos de pago para el periodo 2014-2020. La horquilla oscilará entre los 17 millones que ahora tienen derechos históricos a un máximo de 38 millones, que pretende bruselas, aunque España espera dejarla en 22 millones.
En la actualidad son 280.000 los agricultores andaluces que reciben ayudas y 5,9 millones de hectáreas, la mayoría en pastos y en olivar. Pero la superficie con derecho a ayudas se ha incrementado en 1,2 millones en los últimos tres años, mientras que el número de perceptores ha aumentado en 65.732 desde el año 2006, según los datos del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega).
Este incremento se ha podido producir ante el efecto llamada de la nueva PAC, un sistema que está siendo dirigido a desincentivar a “los agricultores y premiar a los no productivos, que podrán tener ayudas con solo dejar su tierra perdida(como se denomina en el argot del campo). José Pliego, responsable del grupo del olivar del PSOE de Jaén, considera un “disparate” las subvenciones recibidas el último año por firmas como Zumavesa (10 millones), Pastas Gallo (7,4) Casa de Alba (3), Nestlé (2,7) o Mercadona (2,6).
Desde COAG, plantea que se establezca un tope máximo de 100.000 euros por perceptor, algo que se ha propuesto en todas las revisiones de la Pac, y que nunca se ha aprobado; para que las ayudas vayan a los agricultores en activo y “no a aquellos titulares de explotación que se mantienen en el agro con fines especulativos”.
Otro hándicap para los agricultores andaluces es la ausencia de medidas de gestión de mercados en el diseño de la nueva PAC. Se necesitarian mecanismos para frenar los abusos de la gran distribución, la reforma está diseñada para favorecer a las grandes corporaciones que recurren a las importaciones de terceros países. Esta laguna tiene gran repercusión en cultivos como el olivar, donde el 60% de la renta de los olivareros llega vía precio del aceite y el 40% restante a través de las ayudas.
En la provincia de Jaén que, con 420 millones de ayudas anuales, recibe el 10% del sobre nacional, la incidencia de la reforma puede ser determinante. El PSOE estima que se perderían unos 800 millones en los próximos siete años, eso en una provincia donde el 20% de la riqueza llega del sector oleícola. Y en comarcas de sierra, como Cazorla, Segura, Mágina o El Condado, el olivar tradicional estaría abocado a su desaparición sin las ayudas comunitarias.
El olivar de sierra, será el cultivo más perjudicado por la reforma europea. Producir un kilo de olivar de secano tiene un coste de 2,40 euros, mientras que un kilo de olivar intensivo cuesta 1,60 euros. “Unos con las ayudas apenas obtienen beneficios, y otros ya ganan incluso sin ayudas”, argumenta el socialista José Pliego para alertar de los efectos nocivos que tendría para Jaén un reparto lineal de las ayudas.