A raíz del informe realizado por la ocu, os informaba en la noticia publicada el día 26 de Octubre, los envasadores amenazan con llevar a la OCU a los tribunales, basándose en que la calidad del aceite puede cambiar, por lo que ponen en duda la rigurosidad de los análisis y sus posibles variables.
Hombre, que el aceite muta con el paso del tiempo es cierto, os digo a ciencia cierta y con los conocimientos que me ha dado haber trabajado en el sector, que incluso estando en la bodega, donde no penetra la luz y teóricamente está más protegido de lo que pudiera estarlo en una botella de pet (envase de plástico), la calidad del aceite se pierde, por estar en contacto con los turbios, o suelos, los talcos, posos. Un bidón de aceite Virgen Extra que esté raspaillo en su valoración, pongamos en el mes de Enero o Febrero, no os quepa ninguna duda que si se aguanta sin vender hasta Octubre, Noviembre del mismo año, con un alto índice de probabilidad, dejará de ser Virgen Extra para pasar a Virgen.
Esto no quiere decir que yo esté de acuerdo con los envasadores, ni mucho menos, por que eso que estoy diciendo, ellos lo saben y por tanto lo deben prever, envasando solo aceite con unos niveles de gradación en los que se garanticen que durante todo el tiempo, hasta su caducidad, la calidad anunciada en su etiqueta.
Aunque tambien hay que decir que según ha precisado la OCU, lo detectado no es un problema de seguridad alimentaria, sino “un engaño al bolsillo”, puesto que el precio medio del litro de aceite de oliva virgen ronda los 2,38 euros, mientras que el litro del virgen extra es casi de un euro más.