El olivar también vale para producir cerveza. Heineken anunció —en 2015— el Proyecto Olivo, que se iba a desarrollar en Jaén. Consistía en sembrar cebada en las fincas olivareras para ver la calidad de este cereal en este contexto y la posibilidad de utilizarla para elaborar su cerveza, cuya marca estrella aquí es Cruzcampo. En realidad, sembrar la cebada es mucho más que tener la cosecha cerca de la fábrica de La Imora, sino intentar obtener otro tipo de rentabilidades. El Proyecto Olivo, que se desarrolla junto al Instituto de Formación Agraria y Pesquera de la Junta de Andalucía (Ifapa) y la Delegación de Agricultura, no solo busca una buena cebada para hacer cerveza, ya que esta se podría conseguir en otras parcelas sin olivo. En realidad, pretende mejorar la propia producción de aceite de oliva en la provincia.
¿Cuál es la clave?
La clave está en incrementar la cosecha también de aceituna, que se conseguiría gracias a los nutrientes que aporta a los árboles la cubierta vegetal que forma la plantación de cebada. Y, si fuera poco, además, ahorrar más agua, ya que el cereal retiene mejor la humedad y evita la erosión que está derivada de la pérdida de suelo. En el inicio del proyecto, técnicos del Ifapa, en colaboración con las Oficinas Comarcales Agrarias (OCA), visitaron parcelas de olivares en Martos, Huelma, Navas de San Juan y Rus con pendientes mayores del 8%, con marco de plantación antiguo, sin cubiertas vegetales y con evidencias de erosión superficial de, al menos, cinco hectáreas. Después de las visitas se seleccionaron parcelas en los municipios de Huelma y Martos. En la finca Cortijo, ubicada en Huelma, se ha realizado la primera cubierta vegetal con cebada en olivar con éxito. Las labores agrícolas de este ensayo se realizaron sobre una superficie de 5 hectáreas y una siembra de cubierta vegetal de cebada de 3.000 metros cuadrados en unos suelos franco-arcillosos.
Se eligió la variedad Planet con una dosis de siembra de 160 kilos por hectárea. No se aportaron herbicidas. Después de analizar los resultados, los expertos señalan que la aptitud cervecera de la cebada sembrada entre olivos es acorde a los requerimientos de calidad de Heineken desde calibre, humedad, pureza varietal e inexistencia de impurezas.
Desde el punto de vista agronómico y medioambiental, a falta de obtener los resultados de la primera cosecha de olivar, se ha obtenido en cultivos de secano producciones y rendimientos cercanos a 1.000 kilos por hectárea junto con los beneficios de la mejora de estructura del suelo, del incremento del porcentaje de materia orgánica, aumento de la infiltración del agua de lluvia, valor protección ante la erosión (retención de suelo) y una puesta en valor del paisaje en el medio rural.
También se demuestra que la cebada como cubierta vegetal reduce la erosión, mejora el balance hídrico del suelo, además del paisaje, y minimiza el impacto del cambio climático. A la vista de los resultados y la potencialidad del proyecto, Heineken España está convencida de que los objetivos de compensación de agua en la cuenca del Guadalquivir van a ser plenamente conseguidos y, con toda probabilidad, más que superados. La cebada es apropiada y los olivos mejoran las cosechas.
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