El precio del aceite de oliva se ha convertido en una auténtica obsesión para los consumidores. Las redes arden con vídeos que intentan analizar por qué el precio de este producto está subiendo con tanta intensidad, cuando la cosecha en España ha sido algo mejor que la de la campaña anterior. Las lluvias de finales de 2023 y malísima cosecha de 2022 han ayudado a que la producción de aceite de oliva sea un 15% superior esta temporada en España, mayor productor del mundo. Sin embargo, el precio del aceite de oliva no para de batir nuevos récords, superando incluso los 10 euros por litro para el consumidor final, ¿qué está pasando en el mercado?
Se habla de especulación, de agentes que acaparan aceite (algo que no tiene excesivo sentido en el medio plazo, pues el aceite de oliva pierde propiedades), de la sequía, de posibles oligopolios… Son muchos y poderosos los factores que podrían explicar la subida de precios de este año, incluso teniendo en cuenta que la producción en España ha superado a la de la pasada temporada. ¿Por qué si España ha mejorado su producción esta temporada siguen subiendo los precios?
La primera explicación con fundamento podría ser el bajo nivel de partida de la producción de aceite de oliva de la temporada anterior. Aunque este año la producción en España se va a situar en la zona de las 765.300 toneladas, para la campaña 2023-2024 (según previsiones del Gobierno), un 15% más que la anterior, esto todavía está un 34% por debajo de la media de las últimas cuatro años. El campo arrastra la sequía cuasipermante que viven las zonas productoras de aceite y que provocaron que durante la campaña 2022-2023 se registrara una caída de la producción del 55% de la producción en España, con solo 666.000 toneladas.
Aunque el aceite de oliva es un producto que pierde propiedades con el paso de los meses (sobre todo a partir de los 18 meses), las almazaras, las comercializadoras y los propios consumidores suelen tener su propio stock. Tras dos temporadas malas, estos stocks de aceite se encuentran bajo mínimos, lo que está generando un importante aumento de precios ante una previsible escasez.
Tal es la situación que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) ha publicado una nota en la que intenta arrojar algo de luz sobre la drástica subida de precios: “La producción de aceite de oliva de la UE se concentra en unos pocos Estados miembros. La UE es el mayor productor de aceite de oliva del mundo y representa más del 60% de la producción mundial. En España, que produce aproximadamente la mitad de la cosecha de aceitunas de todo el mundo, las condiciones climáticas extremas han provocado una escasez de producción por segundo año consecutivo. Después de que una ola de calor primaveral afectara la floración, se pronostica que la cosecha en España sería solo un 15% mayor que la del año pasado, que fue el peor año de producción de aceite de oliva en casi una década“, comenta la nota.
Una muy mala cosecha en Turquía
La recolección de aceitunas en Europa se extiende desde el otoño hasta principios de la primavera. Aunque las condiciones de primavera determinan la floración y las temperaturas de verano influyen en el desarrollo de la fruta, las precipitaciones de otoño siguen desempeñando un papel en los niveles de producción final. Las altas temperaturas y la falta de lluvia de calidad han dañado sobremanera la producción en Turquía y Grecia, dos de los grandes productores mundiales. Si la campaña pasada fue España quien registró un descenso de más del 50% interanual, esta campaña es Turquía quien lo sufre.
Así, Grecia y Turquía tienen buena parte de la culpa de esta subida de precios. Ambos países, grandes enemigos históricos, están sufriendo una intensa caída de su producción de aceite de oliva. Después de un rendimiento récord de 421.000 toneladas el año pasado, que convirtió a Turquía en el segundo mayor productor del mundo, se espera que la cosecha de este año disminuya significativamente. Mustafa Tan, presidente del Consejo Nacional del Olivo y del Aceite de Oliva, explicó hace unos días en declaraciones a Olive Oil Times que se espera que la producción alcance solo 180.000 toneladas en la campaña agrícola 2023-2024, una disminución del 57% en comparación con el año pasado y un 33% por debajo del promedio de los cuatro años de cosecha anteriores.
A la disminución de la producción se le atribuye una combinación de muchos factores que han coincidido en el tiempo. Por un lado, muchos productores del país entraron en un “año inactivo” en el ciclo natural alternativo de producción del olivo, mientras que los fenómenos climáticos extremos en varias partes del país han reducido la cosecha de aceituna.
Los productores del oeste y suroeste de Turquía aseguran que el clima frío y lluvioso de la primavera arrasó el polen y dañó las flores de muchos árboles, lo que provocó un menor cuajado de frutos. Además, en algunas zonas del país el granizo dañó árboles durante el período de floración. Por otro lado, en el este de Turquía, el fatal terremoto de febrero dañó significativamente los olivos y los molinos, lo que provocó una menor producción. El caso de Grecia también es preocupante. La producción caerá desde las más de 300.000 toneladas de 2022-2023 a las menos de 200.000 de este año.
Con todo, desde Olive Oil Times prevén que los siete países productores de aceite de oliva más grandes del mundo produzcan 1,97 millones de toneladas en la campaña agrícola 2023-2024, una disminución del 7% en comparación con el año pasado y un 23% por debajo del promedio de las cuatro campañas agrícolas anteriores. Esto está generando una caída intensa de las existencias, como se puede ver en el siguiente gráfico y como ha revelado la Comisión Europea.
La otra cara de este mercado es el de la demanda. Aunque buena parte de los organismos, supermercados y la propia USDA ven un descenso de la demanda de aceite de oliva, lo cierto es que el consumo de este bien es relativamente rígido. Aunque los precios suban con intensidad, las familias prefieren recortar en otras partidas de gasto alimentario antes que en el aceite.
Esto es algo que sucede cada vez más en el exterior. Las propiedades de este aceite y los nuevos hallazgos sobre su impacto positivo en la salud están llevando a que una porción cada vez mayor de consumidores extranjeros opten por el aceite de oliva: “Se descubrió que el consumo de aceite de oliva mejora el funcionamiento cognitivo y reduce el deterioro cognitivo”, aseguraba, por ejemplo, un estudio publicado por varios científicos de EEUU el pasado mes de octubre.
Con todos estos factores, desde la USDA advierten de que el bajo nivel de stock va a ser la nota predominante del mercado este año: “A pesar del previsible descenso del consumo y de unas exportaciones algo reducidas, se espera que las existencias de aceite de oliva en la UE sean escasaspara finales de la campaña 2023-2024, dadas las dos cosechas cortas consecutivas que han reducido la disponibilidad de aceite de oliva dentro de la UE”, sentencian desde el organismo americano.
Fuente y gráfica: https://www.eleconomista.es