La desnudez del suelo del olivar es un elemento cada vez más habitual en los campos de la provincia. Es un tema que preocupa a instituciones, investigadores del sector y agricultores. Antonio García Fuentes, profesor del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Jaén, forma parte del grupo de investigación Geobotánica y Palinología: aplicaciones al medio natural, encargado, entre otros temas, de profundizar en las cubiertas vegetales del olivar como freno a la erosión. A lo largo de esta entrevista, ahonda en las causas de esta situación y en posibles alternativas para la mejora del suelo.
Entrevista a Antonio García Fuentes sobre el cuidado de la cubierta vegetal del olivar
Pregunta: ¿Cómo afecta al suelo del olivar el uso continuado de herbicidas?
Respuesta: Hay que destacar que el herbicida en sí no es un producto malo. De serlo, estaría prohibido. Pero su mal uso continuado y, sobre todo, la mala gestión de las cubiertas vegetales del olivar es lo que fomenta dejar los suelos desnudos y que, cuando se producen fenómenos de viento o fenómenos hídricos como la lluvia, esos efectos de los agentes abióticos hacen que el suelo se erosione.
Pregunta: ¿Qué cantidad de suelo se está perdiendo actualmente?
Respuesta: Esto se viene estudiando desde hace muchísimo tiempo. Hay publicaciones que hablan de 80 toneladas métricas de pérdida de suelo por hectárea y por año. Otras publicaciones posteriores indican que posiblemente esas cifras no sean tan elevadas, pero en el día a día estamos viendo como hay cárcavas en olivos situados en zonas de pendiente. El propio agricultor tiene que emplear su propia poda para tapar esas cárcavas e incluso ya se está empleando hormigón y cemento. Es una barbaridad no ver el problema antes y tratar de mitigarlo después con el gasto de dinero que conlleva para el agricultor.
Pregunta: ¿Qué relevancia tiene la cubierta vegetal en el medio natural del olivar?
Respuesta: La cubierta vegetal en el olivar es muy importante porque cubre suelo e impide que la erosión actúe en grado máximo. Hay muchos tipos de cubierta: de vegetación natural, que son las más idóneas desde el punto de vista de nuestro equipo de trabajo que lleva estudiándolas desde los años noventa, o cubiertas inertes, hasta se pueden generar de piedras, que hacen el efecto de frenar aunque también tienen otros elementos negativos. Además, las cubiertas impiden que la fuerza de la lluvia provoque un impacto en el grano y, donde hay pendiente, la escorrentía en que ese grano, en función de su tamaño y del tipo de suelo, se vaya en mayor o menor medida. Al norte de la provincia, en Andújar o Marmolejo, o en la zona de Linares y la comarca del Condado tenemos una banda de suelo de areniscas muy fácilmente erosionables. En cuanto se cambian y modifican los suelos, si no se hace un buen freno para la cubierta, rápidamente aparece la erosión.
Pregunta: ¿Hasta qué punto esa situación de suelo desnudo provoca un perjuicio al ecosistema y un daño económico al agricultor?
Respuesta: El agricultor debe saber, y creo que sabe, que su cultivo se asienta en el suelo. El suelo está lleno de componentes vivos. Si matamos ese componente vivo, que van a ser bacterias, hongos, musgos o líquenes, ya no interactuará con las raíces de las plantas y tendremos un severo problema. Ya hay suelo de olivar que está prácticamente al borde de la muerte porque se está apelmazando, porque no son suelos que se airean, ni permeables al agua y porque su componente biológico es muy escaso. El agricultor intenta paliar esa pobreza mediante la introducción de nitrógeno, fósforo, potasio y otros elementos. Estamos continuamente invirtiendo en el agroecosistema, con tal de producir y donde deberíamos actuar es cuidando la base del cultivo, el suelo fundamentalmente.
Pregunta: Si continuamos con el mal uso de herbicidas, ¿el olivar corre peligro a medio/largo plazo?
Respuesta: Si seguimos con malas actuaciones es probable que, en determinados puntos muy localizados, se pierda por completo el suelo. Si se pierde el suelo, aparece la roca madre y ahí ya no se puede traer suelo de otro sitio. Hablamos de miles de toneladas de suelo arrastradas por un río o arroyo que son irrecuperables. Afortunadamente ahora mismo son fincas de olivares muy puntuales. Hay una erosión generalizada en la mayoría de los olivares con pendiente pero no es una cifra tan brutal. En el caso de que un agricultor encuentre síntomas de fragilidad en el suelo de su olivar, sí debe acudir a los expertos para que le asesoren porque existe el fenómeno de la recuperación, que llamamos resiliencia. Sin embargo, es probable que en algunos puntos en los que se está actuando mal desde hace 30 o 40 años, haya problemas. En zonas donde hay suelos frágiles como el yeso, como ocurre cerca de Torredelcampo y sus aledaños, muchos de esos suelos se han roturado para meter olivares que hace tres décadas no estaban y ese suelo hay que cuidarlo muy bien porque es muy frágil. En muchos casos introducir el olivar en esos sustratos es bastante improductivo.
Preguntas: Una de las soluciones es la propia siembra de cubiertas vegetales. ¿Qué plantas son las más adecuadas para frenar la erosión?
Respuesta: Lo que predomina de forma natural son leguminosas, gramíneas y compuestas como las margaritas. Aparte de que son las dominantes, estamos buscando los biotipos y morfologías idóneos para que tapicen el máximo porcentaje de suelo, generen muchísima cobertura, no eleven mucho para que no entren en competencia con las raíces del olivo, y semillen en gran cantidad, para que persistan y no tener que sembrar todos los años. En ese sentido, no interesa que sean especies perennes, sino que cierren el ciclo rápidamente, y llegando a esta época con temperaturas más altas ya estén secas.
Pregunta: ¿Qué otras alternativas se están investigando o llevando a cabo para esta tarea?
Respuesta: Desde 2006, trabajamos con la posibilidad de tener rebaños ovinos en el olivar. Cuando hace diez años planteamos esa situación, nos trataban de locos. Primero empezamos con olivares de Málaga y Loja. Más tarde, encontramos a Juan Torres, uno de los agricultores pioneros en Pegalajar (Jaén).
Pregunta: ¿Cómo se lleva a cabo esta experiencia con ganado?
Respuesta: Nos hemos puesto de acuerdo con los agricultores para medir parámetros, ver qué preocupaciones tienen, analizar qué ocurre cuando el ganado está estante de forma continuada, qué ocurre cuando el ganado entra y sale y qué ocurre cuando el ganado no entra. Estamos en periodo de comparación de resultados aunque ya ha salido alguna publicación. El suelo está muy bien nutrido y muy equilibrado cuando hay ganadería en mayor o menor grado. Hay ciertas diferencias cuando el ganado está de forma continuada. Cuando el ganado solo entra, come y sale, y defeca en otro sitio, las diferencias no son tan grandes. Aunque, cada finca es un mundo y no se puede generalizar. Cada finca tiene un tipo de suelo, un tipo de pendiente, un tipo de pastoreo y un tipo de gestión y eso hay que adecuarlo a cada finca. Es otra cosa de lo que nos estamos dando cuenta. Lo que sí es verdad, es que los suelos dejan de estar erosionados y que el verticillium en los olivares ecológicos que hemos trabajado no tiene incidencia prácticamente. Y si existe no se hace ver. Eso es otra cuestión que casi nadie tiene en cuenta. Generalmente, donde hay cubierta vegetal de forma continuada, parece ser que el verticillium ataca menos. Por un lado, podemos tener ciertas pérdidas porque la producción ecológica es menor, pero por otro lado tenemos un olivar más sano.
Pregunta: ¿De qué forma se puede concienciar al agricultor para que valore más el cuidado del suelo de su olivar?
Respuesta: De alguna manera, las normativas y ayudas promovidas por la Unión Europea, por administraciones españolas y por la Junta de Andalucía están condicionando las buenas prácticas a recibir cierta subvención, lo que influye en nuestra concienciación. Pero el olivarero necesita mucha información porque durante muchos años se le ha transmitido una información que no es del todo real y de la cual ahora se están viendo las consecuencias.
El agricultor conoce que el suelo es un componente vital. El problema es que si queremos tener una gran producción en pocos años e intensificamos el sistema, provocamos un daño. Un daño que no se va a ver el año siguiente, pero si seguimos actuando de forma negativa sobre el agroecosistema, en la década posterior veremos resultados negativos. Ya en muchos olivares no se desarrolla ninguna flora natural y, por ende, apenas hay fauna. Por lo tanto, hace falta concienciar que en muchas ocasiones, obtener un número ‘x’ de kilos de aceituna más ese año no es el objetivo principal. El objetivo es obtener una producción que sea rentable y buscar equilibrio, es decir que esos olivares puedan heredarlos las siguientes generaciones. Si esquilmamos, no podremos seguir aprovechando su fruto. Hay que mentalizar al agricultor sobre los peligros y esquilmar el suelo en aras de la productividad es uno de ellos.
Pregunta: ¿Están abiertos los agricultores a este tipo de técnicas?
Respuesta: Hay una generación de agricultores que está muy concienciada con el medio ambiente. Conocen las últimas novedades, realizan cursos y tienen interés por mejorar la maquinaria para ahorrar costes y sacar producción en equilibrio con el medio. Es cierto que hay otro grupo que son más reacios e impermeables, quizás por la edad. Está claro que no todo el mundo cambia sus técnicas, pero sí existe una concienciación a cambiar y están ávidos porque se les expliquen las cosas. El hecho de que actúen o no depende de otros factores. Pero sí es verdad que el problema es la productividad y el tiempo. Es decir, para el agricultor, el número de horas que invierten en su olivar debe ser rentable.
Por ejemplo, ya se va descartando el tópico de que el que tiene hierba en su cultivo en un mal labrador. ¿Por qué? Porque en realidad es una técnica que la investigación ha demostrado que es buena para el suelo. Pero hay que saber manejarla. No se puede quedar ahí cuando llegamos a estas épocas de altas temperaturas. La hierba es un aliado para frenar el suelo pero puede ser un componente competitivo para el olivar. Hay que saber en qué momento cortarla y procurar el mínimo número de cortes. Este año sin ir más lejos, la lluvia tardía ha retrasado la corta por parte de algunos de nuestros colaboradores. Es un ejemplo de agricultores que escuchan estos consejos y ponen en práctica las técnicas adecuadas.
Fuente:Gabinete de Comunicación UJA